¿Cuántas veces debo romperme para entender que ahí NO es?
pruébame y verás que todos somos adictos...
Me tiré de cabeza
A la alcantarilla
Parece que disfruto
-La caída-
Toco fondo
me siento de nuevo
R o t a
Y tan
Vacía
(Corrección de estilo por S. A.)
Después de cada encuentro era la misma sensación: ser menos ella y más de él. Como si en cada beso, cada caricia y cada paso de su lengua por su cuerpo se la llevara de a poquito. Como si en cada embestida, se colara cada vez más dentro.
"Esta vez será diferente, lo tengo bajo control” -se engañaba-.
Recordaba con culpa aquél poema que leyó sobre una calle con un hueco que había proclamado suyo cuando la sensación de triunfo la había invadido prematuramente.
“Canté victoria antes de tiempo” -pensó-.
Pero no estaba del todo equivocada, esta vez sí había sido diferente, no hubo un "te amo", ni promesas hechas al calor de las caricias. La intensidad estaba intacta, la furia y el deseo con que hacían el amor estaban más presentes que nunca. Ese lazo de fuego que los ataba, que ellos no podían -ni querían- deshacer, se anudaba con más fuerza entre las miradas silentes que intercambiaban cargadas de todo lo que callaron, pero muy a su pesar sentían.
Hoy es mi cumpleaños.
Quien me conoce un poco sabe que es mi día favorito del año y bueno ¿a quién no le gusta su cumpleaños? ¿qué tiene eso de original? pues nada, supongo. Sin embargo, para mi mente tiene un efecto placebo, saber que al menos una vez al año, tu pizarra imaginaria de vida se agita, se limpia y la vuelves a llenar. Algo así como el "etch a sketch" que algunos tuvimos al crecer. Y por si fuera poco, te es regalada una segunda para llenarla a la par, cada 31 de diciembre. Si arruinas una, está la otra.
Los años pesan, las lágrimas se desbordan. ¿De verdad han pasado 37 años? Y la gente te dice frases trilladas de que "no es cuántos tienes sino de cuántos te sientes". La verdad es que cuando estás en el ocaso de tus treintas, pasan toda clase de pensamientos por tu cabeza, la impotencia de ver a tus padres envejecer es inversamente proporcional a la emoción de ver cómo crecen tus hijos. Las amistades se afianzan, viejas heridas sanan, haces las pases contigo.
Y te tratas bien. Te hablas con amor, te alimentas con amor, reparas toda una vida de ser la persona menos favorita en tu lista. Te vuelves tu cómplice, tu mejor amiga. Y limpias. Limpieza profunda, de ésas dolorosamente liberadoras. Y finalmente, maduras. (O al menos, genuinamente lo intentas).
Pues, 15 años después me decido a hacer algo por sanear la azotea.
Más vale tarde que nunca.
Sólo una cosa: maldito síndrome de abstinencia...
¿Cuánto más? ¿Lo vale? ¿Es tu forma de castigarte? ¿Por qué lo haces? ¿Para qué lo haces? ¿Por quién realmente lo haces? ¿Qué sentimiento está detrás de esto?
Me sorprende tu capacidad de resistencia, la forma en que te aferras siempre, tan ferozmente, a una causa perdida.
Eterna defensora de causas perdidas. No has cambiado. Eres la misma. Se hunde el barco y rasgas el salvavidas. Te dejas sumergir y ves el espectáculo desde la orilla.
Give yourself a little bit of credit.
Sometimes.
Just a little.
They see you walking all burnt out.
They don't know what your amazing legs just did.
Como que tengo ese antojo de antaño de sufrir un súbito ataque de verborrea fulminante...
ya quiero conocerte...
si escuchar tus latidos me da tranquilidad, ni imaginar lo que sentiré al verte :')