martes, abril 29, 2008

Y cuando desperté...

El vuelo duró horas o al menos así lo sentí, suspendida en el aire, con mis ojos fijos en Ella mientras el viento nocturno revolvía mis cabellos y yo jugaba a mover los dedos de mis pies.

- Y ahora, ¿qué?- le pregunté. Sólo silencio y ninguna respuesta. –Por favor, responde, mira que hice lo que nunca al volar esta noche hacia ti y encontrar respuestas. Conoces mis dudas y tú mejor que nadie sabe cuánto me queman. Ya no quiero tenerlas, por favor resuélvelas.

Luna seguía brillando impávida, muda ante mi urgencia. Como si lo verdaderamente importante esa noche fuese brillar, brillar para el que esperaba, impaciente como yo, verla en sus sueños, brillar para el insomne que la contemplaba desde su ventana, brillar para el que encerrado en una fría celda ya no la veía pero jamás se olvidaba de ella, brillar para el que todas las noches le dedicaba una oración, brillar para los niños que la creían de queso, brillar para el anciano que había perdido la cuenta de sus encuentros. Brillar, sólo brillar.

Continué mirándola fijamente, con la súplica clavada en mis pupilas, anhelando que un poco de tan milenaria sabiduría me fuese transmitida por esa luz que emanaba.

- ¿No lo entiendes, verdad?
- ¿Qué? ¿quién habla? ¿eres tú?- respondí.
- Sí, sí lo entiendes pero aún no lo sabes, te ves a kilómetros del piso, flotando convencida de que sueñas, creyendo que el que ahora planees en el aire a tu voluntad y el que veas al resto de la gente derrochando noche en dormir mientras hay tanto que volar, es reflejo de tu inconsciente. ¿Qué no lo ves? ¿qué no lo sientes? ¿tanta vida pasaste buscando reunir el coraje para saltar y ahora que el viento te mece y me tienes de frente no lo entiendes? No sólo yo brillo, mi pequeña estrella, lo haces tú también. Ya no eres terrestre, ya no eres solamente un mortal espectador del vasto escenario celeste. Ahora vuelas en él.


Y entonces desperté, sin la quemante sensación con que lo hacía día a día. Esa mañana desperté sonriendo, convencida de que al fin soy lo que quiero ser.





Tania Guevara Guzmán


Colaboración Revista Especiales mayo 2008

1 comentario:

Luisz dijo...

No te vayas, no vueles, no ahora que hacen falta luces como tú en esta tierra ...

Oye, oye, los pobrecitos hombres no tenemos la culpa de las barbaridades de nuestros peores representante. jejeje


Saludos (un curita para la mordida)